Depresión
Depresión
¿Qué es la depresión?
El desorden depresivo es una enfermedad que afecta a todo el cuerpo, al humor y a los pensamientos, a la alimentación y al sueño, a como la persona se ve a sí misma y lo que piensa con respecto a las cosas. No es lo mismo que sentirse infeliz o melancólico. Tampoco es un signo de debilidad personal o una condición que pueda superarse con solo desear que así sea o por el ejercicio de la voluntad. Las personas que sufren una enfermedad depresiva no pueden simplemente “controlarse” y reponerse.
Si no se recibe tratamiento, los síntomas pueden persistir semanas, meses o años. Sin embargo, el tratamiento adecuado ayuda a buena parte de las personas que padecen depresión. Durante cualquier año, casi 21 millones de adultos estadounidenses sufren de la enfermedad depresiva. No obstante, el tratamiento alivia los síntomas la mayoría de los casos.
¿Qué factores contribuyen a la depresión en las mujeres?
La depresión entre las mujeres tiene una frecuencia que es aproximadamente el doble de la observada entre los hombres. Muchos factores hormonales pueden contribuir a la mayor tasa de depresión de las mujeres, en particular, factores como cambios a lo largo del ciclo menstrual, síndrome premenstrual (su sigla en inglés es PMS), embarazo, abortos espontáneos, período postparto, perimenopausia y menopausia. Muchas mujeres hacen frente a fuentes adicionales de estrés, como las responsabilidades del trabajo y el hogar, ser madres solteras y el cuidado de los hijos y de sus padres ancianos.
Asimismo, muchas mujeres son particularmente vulnerables después del nacimiento de un hijo. Los cambios hormonales y físicos, así como la responsabilidad adicional de una nueva vida, pueden constituir factores desencadenantes de la depresión postparto en algunas mujeres. Si bien la “tristeza” transitoria es común en las nuevas madres, la presencia de auténticos episodios depresivos no es normal y requiere intervención activa. Resulta fundamental que la nueva madre reciba tratamiento de un médico receptivo y que cuente con el apoyo emocional de su familia a fin de ayudarla a recuperar su bienestar físico y mental, así como su capacidad para cuidar al niño y disfrutar de él.
¿Cuáles son los diferentes tipos de depresión?
Los desórdenes depresivos pueden manifestarse de diferentes formas, tal como ocurre con otras enfermedades, como por ejemplo las cardiopatías. Los tres tipos más prevalecientes de la depresión incluyen los siguientes:
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Depresión profunda. Combinación de síntomas (véase lista de síntomas) que interfiere con la capacidad de trabajar, dormir, comer y disfrutar de actividades que fueron antes una fuente de placer. Estos episodios invalidantes de depresión pueden presentarse una, dos o varias veces en el curso de la vida.
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Distimia. Síntomas crónicos, de largo plazo, que no resultan invalidantes pero impiden que quien los padece viva “a toda máquina” o se sienta bien. En ocasiones, las personas que sufren de distimia también experimentan episodios de depresión profunda.
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Desorden bipolar (manía-depresión). Condición crónica, recurrente que incluye ciclos de depresión y euforia o manía.
Dentro de esos tipos, existen variaciones en cuanto a la cantidad de síntomas, su gravedad y persistencia.
¿Cuáles son los síntomas de la depresión?
A continuación, se enumeran los síntomas más comunes de la depresión. Sin embargo, cada individuo puede experimentarlos de una forma diferente. En general, prácticamente todas las personas que padecen de depresión albergan sentimientos permanentes de tristeza y muchos pueden sentirse indefensos, sin esperanza e irritados.
La Asociación Americana de Psiquiatría (American Psychiatric Association) aconseja recurrir a la ayuda profesional cuando una persona presenta cuatro o más de los síntomas siguientes en forma continua durante más de dos semanas:
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Cambios notables en el apetito, con pérdida de peso no atribuible a una dieta o aumento de peso significativos.
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Cambios notables en los patrones de sueño, tales como sueño irregular, imposibilidad de conciliar el sueño, despertarse al alba o sueño excesivo.
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Pérdida de interés en actividades que antes se disfrutaban o falta de placer al llevarlas a cabo.
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Tristeza, ansiedad o sensación de “vacío” persistentes.
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Sentimientos de desesperación, pesimismo.
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Inquietud, irritabilidad.
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Disminución de la energía, fatiga, lentitud.
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Sentimientos de falta de valor.
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Sentimientos persistentes de desesperación.
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Sentimientos de culpa sin motivo.
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Incapacidad para concentrarse o pensar, falta de decisión.
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Pensamientos recurrentes de muerte o suicidio, deseo de morir o intento de suicidio. (Nota: ¡Las personas con este síntoma deben recibir tratamiento de inmediato!)
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Melancolía (definida como sentimientos abrumadores de tristeza y pena), acompañada por:
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Despertarse al menos dos horas antes de lo normal por las mañanas.
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Sentirse más deprimido por la mañana.
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Moverse con lentitud notable.
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Pensamientos perturbados. Por ejemplo, las personas con depresión grave a veces tienen creencias no basadas en la realidad acerca de la enfermedad física, el pecado o la pobreza.
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Síntomas físicos tales como dolor de cabeza, desórdenes digestivos y dolor crónico.
Tratamiento para la depresión
El tratamiento específico para la depresión será determinado por su médico basándose en lo siguiente:
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Su edad, su estado general de salud y su historia médica.
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Qué tan avanzada está la depresión.
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Su tolerancia a determinados medicamentos, procedimientos o terapias.
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Sus expectativas para la trayectoria del desorden.
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Su opinión o preferencia.
En general, y de acuerdo con el resultado de las evaluaciones, el tratamiento para los desórdenes depresivos incluye medicamentos o psicoterapia, o una combinación de ambos.
Usted también puede ayudarse. Los desórdenes depresivos pueden hacer que las personas se sientan agotadas, sin valor, indefensas y sin esperanza. Los pensamientos y sentimientos tan negativos generan entre algunas personas el deseo de rendirse. Es importante entender que esas concepciones negativas forman parte de la depresión y que lo normal es que no reflejen con exactitud las circunstancias reales. A medida que el tratamiento empieza a hacer efecto, los pensamientos negativos se desvanecen. Hasta entonces, tenga en cuenta lo siguiente:
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Fije objetivos realistas teniendo en cuenta el estado de depresión y asuma una cantidad razonable de responsabilidades.
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Divida las tareas grandes en tareas pequeñas, establezca prioridades y haga lo que pueda y como pueda.
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Trate de estar acompañado y de confiar en alguien; suele ser mejor que estar solo y ser reservado.
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Participe en actividades que puedan hacerlo sentir mejor.
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También puede resultar beneficioso el hacer ejercicio moderado, ir al cine, un juego de béisbol o participar en actividades religiosas, sociales o de otro tipo.
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No espere que su ánimo cambie de inmediato, sino en forma gradual. Sentirse mejor toma tiempo.
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Es conveniente posponer las decisiones importantes hasta que la depresión mejore. Antes de decidir llevar a cabo un cambio significativo – cambiar de empleo, casarse o divorciarse – analice la posibilidad con otras personas que la conozcan bien y tengan una visión más objetiva de su situación.
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Las personas rara vez “salen de golpe” de una depresión. Pero pueden sentirse un poco mejor cada día.
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Recuerde, los pensamientos negativos que forman parte de la depresión desaparecerán a medida que su depresión responda al tratamiento y serán reemplazados por pensamientos positivos.
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Permita que su familia y sus amigos le ayuden.