El tercer trimestre
El tercer trimestre
Visitas prenatales durante el tercer trimestre
Durante las visitas prenatales del segundo y tercer trimestre, su médico/partera pueden verificar lo siguiente, dependiendo de su condición médica actual y de la salud del feto:
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Cualquier síntoma o incomodidad actual
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Peso de la madre
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Presión arterial de la madre
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Prueba de orina, para detectar albumina (una proteína) que puede indicar preeclampsia o toxemia, y azúcar (que puede indicar hiperglucemia)
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Posición, crecimiento y desarrollo del feto
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Altura del fundus (parte superior del útero)
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Pulso cardíaco fetal
Cuando comienza el tercer trimestre, su médico/partera pueden cambiar el cronograma de sus visitas prenatales de mensuales a cada dos semanas. Sus visitas prenatales pueden programarse para que sean una vez por semana en el último mes. Este cronograma dependerá de su condición médica, el crecimiento y el desarrollo del feto y la preferencia de su médico/partera.
Hacia las últimas semanas de embarazo (aproximadamente la semana 38), se puede realizar un examen pélvico para determinar la dilatación y adelgazamiento del cuello uterino. Su médico/partera también preguntarán sobre cualquier contracción y hablarán sobre procedimientos de trabajo de parto y de parto.
Qué esperar durante el tercer trimestre
El tercer trimestre marca la recta final, a medida que la futura madre se prepara para parir a su bebé. El feto sigue creciendo en peso y tamaño y los sistemas del cuerpo terminan de madurar. La madre puede sentirse incómoda ahora ya que sigue ganando peso y comienza a tener contracciones de parto falsas (llamadas contracciones de Braxton-Hicks).
Durante el tercer trimestre es una buena idea comenzar a tomar clases de parto en preparación para el gran día; especialmente en el caso de embarazos primerizos. Si su plan es amamantar, puede ser útil tomar clases de amamantamiento.
Durante el tercer trimestre, el cuerpo de la madre y el feto siguen creciendo y cambiando.
Desarrollo fetal durante el tercer trimestre
Durante el tercer trimestre, el feto sigue creciendo en tamaño y peso. Los pulmones todavía están madurando y el feto comienza a posicionarse cabeza abajo. Hacia el final del tercer trimestre, el feto mide 19 a 21 pulgadas de largo y pesa, en promedio, seis a nueve libras. El desarrollo fetal durante el tercer trimestre incluye:
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El feto puede ver y escuchar.
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El cerebro sigue desarrollándose.
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Los riñones y pulmones siguen madurando.
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Hacia el final de la semana 36, la cabeza puede “encajarse” (caer en el área pélvica); un proceso llamado “lightening” (aligeramiento).
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Los huesos del cráneo permanecen suaves para facilitar el paso por el canal de parto.
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Para muchos bebés, el iris de los ojos es azul pizarra. El color permanente de los ojos no aparecerá hasta varios días o semanas después del nacimiento.
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El feto puede succionar el pulgar y puede llorar.
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Hacia el final de las semanas 38 a 40, el lanugo del feto ha desaparecido casi completamente.
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Hacia el final de las semanas 38 a 40, los pulmones han madurado completamente.
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El bebé está cubierto en vérnix caseosa, (o simplemente vérnix) un recubrimiento cremoso, protector sobre la piel.
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La cabeza usualmente girará hacia abajo en las últimas semanas de embarazo.
Cambios en el cuerpo de la madre
En el tercer trimestre, algunas mujeres pueden sentirse cada vez más incómodas a medida que se acerca la fecha de parto. A medida que el feto crece en tamaño y ocupa la cavidad abdominal, algunas futuras madres tienen dificultad en hacer respiraciones profundas o ponerse cómodas a la noche para dormir, y otras no tienen molestias mientras esperan ansiosamente la llegada de su nuevo hijo o hija.
La siguiente es una lista de cambios y síntomas que una mujer puede experimentar durante el tercer trimestre e incluye:
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Aumento de la temperatura de la piel a medida que el feto irradia calor corporal, lo que causa que la madre sienta calor.
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El aumento de la frecuencia de micción regresa debido al aumento de presión que se siente en la vejiga.
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Puede disminuir la presión arterial a medida que el feto presiona en la vena principal que regresa la sangre al corazón.
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Se puede producir hinchazón de los tobillos, manos y rostro (llamada edema), ya que la madre sigue reteniendo líquidos.
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Comienza a crecer vello en los brazos, piernas y el rostro de la mujer debido al aumento de estimulación hormonal de los folículos pilosos. El cabello también puede sentirse más grueso.
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Pueden ser más frecuentes los calambres en las piernas.
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Pueden comenzar a producirse las contracciones de Braxton-Hicks (parto falso) a intervalos irregulares en preparación para el parto.
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Pueden aparecer estrías en el abdomen, los pechos, los muslos y las nalgas.
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Puede comenzar a gotear calostro (un líquido en los pechos que nutre al bebé hasta que la lecha está disponible) de los pezones.
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Puede persistir la piel seca y que pica, particularmente en el abdomen, a medida que la piel sigue creciendo y estirándose.
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Puede disminuir la libido (impulso sexual) de la mujer.
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Puede ser más notable la pigmentación de la piel, especialmente áreas oscuras de piel en el rostro.
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Pueden continuar el estreñimiento, la acidez y la indigestión.
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Aumento de una secreción vaginal de color blanco (leucorrea) que contiene más moco.
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Pueden persistir los dolores de espalda y aumentar su intensidad.
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Pueden persistir las hemorroides y aumentar en gravedad.
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Las venas varicosas en las piernas pueden persistir y aumentar en gravedad.
Como se muestra anteriormente, cada mujer lleva su bebé en forma diferente, y depende de la estructura de su cuerpo y la cantidad de peso aumentado.